Sunday 25 January 2009

La Juana de Arcos colombiana o el discreto encanto de la oligarquía sudaca

Ingrid Betancourt romanceando en Miami

Por Jorge A. Pomar, Colonia


La revista del corazón Caras (Gracias por la sugerencia, Embabia) acaba de publicar un sensacional reportaje sobre las vacaciones de Ingrid Betancourt y su nuevo amante francés nada menos que en Miami, capital de la mafia contrarrevolucionaria cubana-venezolana.

Como recordarán los memoriosos, a raíz de la exhibición de aquel patético vídeo que la mostraba emaciada y catatónica El Abicú Liberal se hizo eco de los datos biográficos aportados al debate en "Ingrid Betancourt: De
espanto y brinco" por el francés Yves Girad, un connoiseur de las andanzas de las hermanas Betancourt en París --entre ellas el romance de ambas con el ex ministro de Exteriores Villepin-- para divulgar la tesis de que, en realidad, la ex diputada no sólo habría sido todo el tiempo supliciada, sino que era la pieza clave electoral de un plan alternativo del alto mando de las FARC de cara a un probable proceso de paz y reconciliación nacional.

Al efecto, ella misma contó después que había elaborado un circunstanciado programa político del cual se desentendió tan pronto se vio en libertad. Comprensiblemente, porque entretanto había tenido sobradas ocasiones para conocer de cerca la índole criminal de sus supuestos captores.

Sin embargo, al hacerlo, habría traicionado su compromiso solemne con las FARC, que por ese motivo la condenaron a muerte. De ahí el feo a los colombianos al largarse intempestivamente a su adorada Isla de Francia apenas 24 horas después de la cinematográfica "Operación Jaque" que la rescatara de las garras de la narcoguerrilla.


Igual de feas y significativas las inesperadas calabazas que, no más haber sido milagrosamente rescatada por un comando del ejército colombiano, la rehén más famosa del mundo diera en TV al esposo leal que durante seis años de cautiverio había echado rodilla en tierra por ella. Nada ético que objetar por parte del Abicú, que no es ningún mojigato, si no se hubiese tratado de una bella oligarca erigida en Juana de Arco.

Filón positivo de este rocambolesco culebrón progresista: Ingrid no sólo se la dejó en la mano a las FARC y a sus interesados valedores en el Palacio del Elíseo, desairando de paso a los aguerridos comités de apoyo en Europa Occidental, que por soberana decisión de su protegida se vieron obligados a quitar su nombre de las pancartas. Hizo más, pues de sus solemnes promesas de no descansar hasta que el último de los rehenes en poder la narcoguerrilla fuese puesto en libertad apenas quedan en pie, si acaso, las trenzas sin cortar.

Trepidante, espectacular su metamorfosis de ecologeta radical (¡en medio de una guerra civil?) en devota de la madona de Lourdes y del Sumo Pontífice; de Juana de Arco colombiana
en añosa amazona locamente enamorada en las playas de Miami. Por su propio bien (como siempre) y el de sus desencantados compatriotas (por primera vez), Ingrid ha optado por retomar su rutilante tren de vida burgués justo a partir del instante en que se apeara del lujoso vagón de su dorada juventud para (supuestamente) consagrarse en cuerpo y alma a la misión de redimir a sus sufridos compatriotas.

Por el bien de sus compatriotas, cuenta habida de que --a juzgar por las ambiciones políticas de esta Venus casquivana y el rol colombiano asignado a su figura por sus interesados promotores de la enarquía (ex alumno de la École Nationale d'Administration, donde se forman las élites políticas galas) del presidente Nicolas Sarkosy, ese Luis XIV del siglo nXX, y la eurocracia de Bruselas-- su reinserción por todo lo alto en la partidocracia nacional escondía mal el propósito geopolítico, más o menos consciente, de franquearles a las vapuleadas FARC el paso a la vida civil a tono con la reestrenada estrategia de Frente Amplio o Popular predominante en Sudamérica.

De esta manera la proyectada Colombia progre de Ingrid (como la Argentina de Cristina, el Brasil de Lula, etcétera) pasaría a ser una punta de lanza contra Estados Unidos y, por ende, una baza más en la manga de las cancillerías francesas y comunitarias. Por suerte, la artera traición de Ingrid a sus captores la invalidaba de antemano y sin remedio para ese protagonismo vicario.

Pese a ingentes cabildeos foráneos por salvar el ambicioso plan original, el colérico Alfonso Cano, nuevo comandante en jefe de las FARC y --según malas lenguas locales-- amante secreto de la senadora y presidenta del esperpéntico Partido Verde Oxígeno antes o después de su voluntario secuestro, no le perdonó la costosa travesura, poniéndole al luengo cuero cabelludo de la bella fugitiva el precio comanche a pagar por los tránsfugas de alto nivel.

Jayme Bayly entrevista Jiménez Losantos sobre
Ingrid. Su pronóstico "...la nueva Carla Bruni"




Para redimirse a los ojos de sus vengativos verdugos de la jungla --quienes por cierto tan mal la trataron que ni el rostro ni en el resto del cuerpo ahora a la vista presenta siquiera la huella de una picadura de mosquito infestada--, Ingrid aún tenía la opción de mantenerse fiel al pacto fáustico contraído en la jungla amazónica a partir de aquel 23 de febrero de 2002 en que, entre queriendo y no queriendo, fue secuestrada.

Al principio, mareada por la enorme ola de popularidad a su llegada al Viejo Continente, quizás haya contemplado esa perspectiva, pero muy pronto todas las cuentas empezaron a darle que a la larga no convenía a su salud seguir fingiéndose santa y estando por tan peregrina labor una vez en libertad a orillas del Sena.

"Más vale pájaro en mano que cien volando", pensaría. Por lo demás, meto la mano en la candela por lo siguiente: aparte de hacer las paces con Álvaro Uribe, de algún modo llegó a un arreglo mutuamente ventajoso con el gobierno colombiano, que desde hace meses tiene en chirona a casi todos sus custodios en la selva, para que bajo ningún concepto permita la divulgación de sus reales condiciones de cautiverio. Un pacto tácito similar pudiera haber sido hecho con las FARC, cuyo testimonio sería menos creíble si no fuera por el detalle de que podría venir avalado por material fotográfico comprometedor.

Las amenazas de muerte explican la vergonzosa estampida de Ingrid rumbo a la Cité Lumière de sus
felices años estudiantiles, de igual modo que la impotencia de las FARC su metamorfosis hedonista y esta sensacional consagración en el santuario contrarrevolucionario de Miami a la licenciosa Afrodita colombo-francesa.

Siempre en la grata compañía de su calculadora progenitora Yolanda Pulecio y del resto del clan Betancourt, desde luego. El desconocido pertenecía también a la parentela. un familiar incógnito: un primo hermano por línea materna llamado Francisco, hijo de tía Nancy. Y colorín, colorado, este cuento todavía no ha terminado...

Fazit: A diferencia de los hijos de vecina metidos a guerrilleros, que en caso de fiasco suelen llevar la peor parte en tales aventuras subversivas, los hijos pródigos de padres solventes, cultos e influyentes (como Ingrid y
la estudiante mexicana de clase media profesional Lucía Moret, que salió herida pero moralmente limpia de polvo y paja de sus malos trotes en el campamento de Raúl Reyes gracias a una coartada inverosímil) siempre pueden volver al redil tiernamente arropados en el cálido aplauso y la magnanimidad espiritual y financiera de clan, casta, Iglesia, universidad, gobierno...

E incluso, por un pelo en el caso particular de Ingrid, la Comisión del Premio Nobel en Estocolmo.
Por fortuna, en el último minuto escabullósele entre los dedos la presea dorada más codiciada del planeta. Al punto de que la víspera del anuncio oficial del ganador en Estocolmo ya ella, convencida de que se lo otorgarían sin falta, había convocado al efecto a una conferencia de prensa. Atribuible sin duda al irreversible desdén de la narcoguerrilla, tan sonado revés mediático debe de haber sido la espina que pinchó el gigantesco globo de la esperanza inflado a la sazón por el progrerío universal.

Para la propia Ingrid, paradójicamente aquel papelazo tal haya sido la unica salida de emergencia posible frente a una situación de gana-pierde en la que corría el riesgo de perder el pellejo a cambio de una ilusión incierta. Con todo, aunque las FARC estén ahora mismo en franca desbandada, esa espada de Damocles sigue pendiente sobre su tornadiza cabeza, obligándola a extremar las precauciones en vez de solazarse ante las cámaras de una revista del corazón en un balneario internacional. [Foto: Ingrid, Cristina y Madonna en la Casa Rosada.]

En fin, ya sabrá ella lo que hace y por qué lo hace. En cambio,
para gaudio de la inmensa mayoría de sus obstinados paisanos, este benéfico epílogo romántico en las páginas ilustradas de Caras marca el happy end de un guión político perverso que, llevado hasta sus últimas consecuencias, habría prolongado innecesariamente el largo, sangriento calvario nacional.

La moraleja de esta historia consiste en que el caso de Ingrid Betancourt dista mucho de ser un caso sui géneris en América del Sur; es más bien un paradigma, un ejemplo que corrobora el leitmotiv de la Comedie Humaine de Honoré de Balzac, a saber: el absurdo afán de los hijos de nuevos ricos por borrar el origen burgués de su estatus, y sobre todo escapar a los para ellos anodinas profesiones liberales de sus padres, ennobleciéndose a toda costa. Modernamente, aun a expensas de su propia clase social. Parafraseando al célebre cineasta español Luis Buñuel, estamos ante una muestra más del
"discreto encanto de la oligarquía sudaca"...

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Extractos del reportaje de Caras:

En la playa…¿y enamorada?", tituló la revista “Caras Colombia”, del grupo editorial Televisa, un artículo en el que se muestra a la ex candidata presidencial colombiana disfrutando en Miami de un soleado y apacible día de playa".

No son fotografías tomadas por un paparazzi. Las tomó un periodista colombiano que vive en esa ciudad y que logró acercarse a Betancourt porque, como ella, también padeció el flagelo del secuestro.

La persona que captó las imágenes tuvo la oportunidad de hablar bastante con Ingrid esa mañana y fue testigo de todo el afecto y de las expresiones de cariño que tuvo con ese señor, que desafortunadamente nunca le fue presentado...

Las imágenes de Betancourt en traje de baño develan que la ex rehén conserva una buena figura gracias a que hace ejercicio diario, una costumbre que no abandonó ni durante los duros días de cautiverio en lo profundo de las selvas colombianas.

7 comments:

PolO said...

Ta entera esa flaca.

Anonymous said...

Tá Guenaaaa
Roko

Unknown said...

Nos ha tenido chupandonos un piruli.

Anonymous said...

rico ahí
;)

Troglo said...

Ella necesita una breve estancia en mi instituto. Tok

Anonymous said...

¿Foto trucada?: de la sospecha al juego "Yo también estuve con Cristina"
Luego de la polémica imagen que recorrió todo el mundo y sembró dudas acerca de la veracidad del encuentro, un usuario de Rosario3.com mandó al espacio de Periodismo Ciudadano su propia foto trucada
www.rosario3.com/comunidad/periodismociudadano/noticias.aspx?idNot=44411

Keebler said...

rico ahí ;)